Meniscos
¿Qué son los meniscos?
Los meniscos son dos pequeñas estructuras que tenemos en cada rodilla, en forma de medialuna, que sirven para trasmitir las fuerzas entre el fémur y la tibia, y son además estabilizadores de la rodilla. Tienen también la función de distribuir el líquido sinovial a través de la rodilla. Los meniscos resisten grandes cargas de compresión. Absorben parte de la energía cuando saltamos.
Lesión de Meniscos
Los meniscos se lesionan especialmente con movimientos de rotación del cuerpo cuando el pie está fijo en el suelo. Esto pasa, por ejemplo, cuando el jugador de básquet o fútbol rota todo el cuerpo con un pie fijo en el suelo.
¿Es necesario operar?
No, las lesiones se operan sólo si producen síntomas que no mejoran con el tratamiento conservador.
Cirugía de Meniscos
Consiste en la reparación o la resección parcial del menisco. La meniscectomía total ya está en desuso, se reserva a casos muy particulares. Debido a que el menisco tiene una función importante en la mecánica de la rodilla, su resección total aumenta el desgaste del cartílago articular.
NO TODAS LAS LESIONES DE MENISCO SON REPARABLES.
la sutura de los meniscos sólo se reserva a algunos casos que el médico determina. En la mayoría de los casos se hace la meniscectomía parcial, esto es la resección de la parte lesionada.
Menisco Discoide
¿Qué es?
Es un menisco de forma anormal, no como semiluna, sino como un disco. Es congénito, y se opera si produce síntomas o si se desgarra, ya que es más frágil que un menisco normal.
Artroscopia
Es un método mínimamente invasivo para diagnosticar y tratar problemas articulares. Es el método más comúnmente usado en los problemas de meniscos, y tiene como ventaja que la cicatriz es pequeña y el post-operatorio es menos doloroso.
¿Cuanto tiempo de hospitalización requiere la artroscopia?
Generalmente requiere 24 horas de hospitalización, puede incluso realizarse de manera ambulatoria, depende de las condiciones del paciente.
Ligamento Cruzado Anterior
Los ligamentos cruzados de la rodilla son los encargados de regular la cinemática articular y los «órganos sensores» que informan de la musculatura periarticular influyendo sobre la posición de las superficies articulares, la dirección y la magnitud de las fuerzas y, también, de forma indirecta, sobre la distribución de las tensiones articulares. Sin embargo, la primera obligación del ligamento cruzado anterior (LCA) es impedir el desplazamiento anterior de la tibia con relación al fémur y, en menor medida, controlar en carga la laxitud en varo, en valgo y la rotación; de hecho es una estructura estabilizadora en la rodilla de animales con poca inestabilidad rotacional.
Rotura del Ligamento Cruzado Anterior
La incidencia de rupturas del LCA varía ampliamente, dependiendo del tipo de población. Se calcula que al año 1 de cada 3.000 personas sufren una ruptura del Ligamento Cruzado.
Un ligamento es un haz de fibras de colágeno con forma de banda cuya función es limitar el movimiento de la articulación para que no sobrepase los límites anatómicos y biomecánicos. La estabilidad de la rodilla está asegurada por cuatro ligamentos: los ligamentos cruzados anterior y posterior y los ligamentos laterales interno y externo.
Los ligamentos cruzados son dos estructuras que se cruzan en el interior de la rodilla, unen la tibia con el fémur y proporcionan estabilidad en los movimientos de extensión y flexión.
Existen dos tipos de ligamentos cruzados:
- Ligamento cruzado anterior (LCA), evita que la tibia se desplace hacia delante con respecto al fémur. Su rotura es la más frecuente.
- Ligamento cruzado posterior (LCP), su función es impedir que la tibia se desplace hacia atrás.
La lesión de estos ligamentos se produce tras un cambio brusco de dirección de la rodilla, una desaceleración exagerada o una contusión. Puede darse, por ejemplo, cuando se apoya mal la extremidad tras un salto o cuando se frena precipitadamente durante una carrera.
Principales síntomas
Los principales síntomas cuando un deportista sufre una rotura del ligamento cruzado son:
- Un chasquido.
- Un intenso dolor en la zona.
- Dificultad cuando trata de apoyar la pierna, llegando incluso a no poder usarla para desplazarse.
- Inestabilidad en la articulación de la rodilla.
- Cierta inestabilidad en la marcha.
- Cerca del 70 % de los jugadores sufre un derrame hemático (de sangre) en las 24 horas siguientes a sufrir la lesión.
Debido a la lesión, el movimiento de extensión o estiramiento de la articulación se limita mucho, eso hace que el afectado tienda a mantenerla en una posición de semiflexión. Con el paso del tiempo esto lleva a que se produzca una inflamación, moderada o extrema, de la rodilla, por eso el mejor momento para valorar la lesión es inmediatamente después de que ésta se produzca.
Diagnóstico
Para determinar si el deportista sufre una rotura de ligamento cruzado, el especialista en medicina deportiva suele realizar varias pruebas:
- Prueba del cajón anterior. Es la más común. Con la rodilla flexionada a 30 grados, el médico se arrodilla junto a la parte externa de la pierna afectada, con una mano estabilizando el muslo y con la otra realizando una tracción suave sobre la región proximal de la tibia. Existe desgarro del LCA, si i la tibia se desplaza hacia delante.
- Estudio radiológico en dos planos. Permite descartar la existencia de arrancamientos óseos o fracturas de las inserciones de los ligamentos
- Resonancia magnética. Es la más indicada para una correcta valoración de la lesión, pues es la única forma de ver el estado del ligamento cuando se produce un hematoma interno.
Según Carlos Díez, “el dolor que sufre el deportista y la posible asociación de esta lesión con otras lesiones meniscales –entre los futbolistas suele ser frecuente la lesión del ligamento lateral interno y el menisco interno-, hacen que el diagnóstico inicial de una lesión de ligamento cruzado sea, por lo general, difícil”.
Cómo tratar una rotura del ligamento cruzado
Una vez diagnosticado, el especialista en medicina deportiva decidirá cuál es el protocolo de actuación a llevar a cabo. Si la lesión es grave, pues se observan signos radiológicos de fractura o existe laxitud articular, se recomienda la intervención quirúrgica, sobre todo en el caso de deportistas de elite como son los jugadores de fútbol.
Tratamiento previo. Los especialistas recomiendan, como tratamiento inicial, evitar la hinchazón de la zona, con:
- Reposo absoluto.
- Aplicaciones de hielo durante los tres primeros días, entre 10 y 15 minutos cada dos horas.
- Un vendaje para comprimir la rodilla.
- Mantener la pierna elevada por encima del corazón, siempre que sea posible.
- Utilizar apoyos al andar, como una muleta o un bastón, durante la primera semana.
Si el tiempo de espera para la intervención se alarga más de una semana, el deportista debe realizar los trabajos de rehabilitación de la zona. Trabajos consistentes en ejercicios de contracción del cuadriceps para evitar la atrofia de la articulación y reforzar la musculatura de la rodilla.
También puede empezar a practicar, con moderación y si la rodilla se lo permite, natación o bicicleta y emplear la electroestimulación. Como refuerzo, puede utilizar una rodillera articulada estabilizadora o de protección, aunque su uso no garantiza que no pueda volver a sufrir la lesión.
Intervención quirúrgica: Todos los especialistas coinciden en que la artroscopia –que se realiza con instrumentos endoscópicos- es la mejor opción para tratar esta lesión, pues no se abre la articulación y produce menos dolor, rigidez e hinchazón. Además disminuye el riesgo de sufrir complicaciones y el tiempo de hospitalización.
En el caso de la rotura del ligamento cruzado, las técnicas utilizadas más comunes son:
- Autoinjertos. Hay dos opciones:
– Plastias “hueso – tendón – hueso” obtenidas del tendón rotuliano.
– Plastias a partir de los tendones situados en la parte posterior de la rodilla.
- Aloinjertos: Se realiza con los tendones obtenidos a partir de un cadáver. Es un opción cada vez más en auge, pues se evitan al paciente los efectos secundarios de la extracción de las fibras de un tendón (sangrado, inflamación, alteración de la estructura afectada, etc.).
Postoperatorio: Tras la intervención quirúrgica, los plazos de recuperación para volver a pisar un campo de juego van de los cuatro a los seis meses.
Fases de la recuperación
- Durante la primera semana, es necesario tomar las mismas medidas que durante el tratamiento previo a la intervención (reposo, hielo, compresión y elevación).
- En la segunda semana, que es cuando se retiran los puntos, el jugador debe aplicarse hielo tres veces al día, realizar ejercicios activos de flexión de la rodilla, pero sólo hasta 90º, y masajes drenantes para disminuir la inflamación de la rodilla, así como desplazarse siempre con muletas.
- Durante la tercera semana, puede empezar a movilizar la rótula y realizar ejercicios activos de flexión de la rodilla hasta el umbral del dolor. Los especialistas recomiendan practicar de forma moderada la natación y comenzar a reeducar la marcha, dejando de lado ya las muletas.
- En la cuarta semana, el jugador debe empezar con el entrenamiento propioceptivo y de equilibrio, realizando ejercicios para potenciar la fuerza de la pierna y ejercicios pasivos de flexión de la rodilla. En esta fase es recomendable iniciar el trabajo con la bicicleta.
- A partir del primer mes, la realización de ejercicios propioceptivos se hace imprescindible para recuperar la rodilla al cien por cien. Además, el deportista debe forzar la rodilla hasta llegar a los rangos de movimiento habituales, tanto de flexión como de extensión, realizar ejercicios de fortalecimiento de la musculatura anterior y posterior de la pierna y aumentar poco a poco la intensidad de las actividades deportivas que normalmente realiza.
Condromalacia Rotuliana
La erosión y reblandecimiento del cartílago se denomina condropatía o condromalacia. Cuando se produce en la rótula en la rodilla, también se le denomina síndrome de hiper-presión rotuliana externa, lo cual ya no indica la zona de la rótula donde más desgaste por presión se suele dar. Si buscamos las causas de este problema, evidentemente la edad es un factor favorecedor pero paradójicamente muchas personas mayores tienen desgaste en esta articulación de la rodilla y sin embargo se producen pocos síntomas, sin embargo cuando se produce en una persona joven los síntomas son mucho más intensos. Cuando nos encontramos este problema en la persona joven podemos aludir a varios factores:
- Factores genéticos por alteración de la estructura de la rodilla.
- Factores ortopédicos hereditarios que favorecen que la rótula esté desplazada hacia lado externo de la rodilla ( ángulo Q aumentado)
- Presencia de repliegues de tejido fibroso en la cápsula articular y el alerón rotuliano externo que desplazan externamente la rótula durante el movimiento de la rodilla.
- Factores adquiridos.
- Se tratan de descompensaciones musculares donde el vasto interno de la rodilla se debilita respecto al vasto externo lo cual provoca que el movimiento de la rótula respecto al fémur esté descentrado y favorezca el roce del cartílago rotuliano, sobre todo en el lado externo. Esta descompensación muscular puede estar provocada tanto por un exceso de ejercicio como por un exceso de sedentarismo, pero fundamentalmente hay factores que no se tienen en cuenta habitualmente y son los que realmente provocan este problema cuando es adquirido, estoy hablando de diferentes disfunciones o alteraciones viscerales que provocan un aumento de la tensión de una cadena muscular en la que se incluye el vasto externo que acaba por producir un debilitamiento en el músculo contrario, antagonista, el vasto interno del cuádriceps.
La disfunción visceral más habitual que provoca este problema en la rodilla derecha es la irritación del intestino delgado, provocada a su vez por una mala alimentación o por estrés.
En la rodilla izquierda se vincula más a una alteración del riñón y de la vesícula biliar, en personas con carácter introvertido , obstinado, donde una situación de estrés provoca esas alteraciones orgánicas que se exteriorizan la espalda y a la pelvis provocando los desequilibrios musculares citados anteriormente.
Artrosis de Rodilla
La artrosis u osteoartrosis (OA) es es un síndrome doloroso degenerativo poliarticular o monoarticular, consecuencial, multifactorial, ortopédico e inmuno-reumatológico, discapacitante que se obtiene como resultado un desgaste articular osteo-cartilaginoso producto de más de cien (100) causas de osteoartritis primarias o secundarias; mecánicas, congénitas, adquiridas, inmunológicas, metabólicas, inducidas, envejecimiento, entre otras, es decir, es una patología caracterizada por la pérdida gradual del cartílago articular, combinado con un engrosamiento del hueso subcondral, específicamente por la aparición de osteofitos en los márgenes de la cara articular. Además, la artrosis puede estar asociada a una inflamación sinovial crónica. La artrosis se puede generar en distintas articulaciones del cuerpo, siendo las más frecuentes las articulaciones de rodilla, cadera, interfalángicas distales y trapecio metacarpianas.
La rodilla es una articulación compleja la cual posee 3 compartimentos, uno para cada articulación; articulaciones tibio–femoral medial y lateral, y la articulación patelo–femoral. Estos compartimentos pueden verse afectados por la artrosis tanto de manera aislada como en conjunto. Las combinaciones más frecuentes para esta patología son: el compartimento medial aislado, y el medial más el patelo–femoral.
Diagnóstico
Se sospecha osteoartrosis o artrosis de rodilla, en todo paciente mayor de cincuenta años que sienta dolores persistentes en la rodilla hace más de treinta días, que aumentan con la actividad física (cargar peso, subir o bajar escaleras) y que disminuyen con reposo. Otros elementos que permiten establecer una sospecha de diagnóstico de artrosis de rodilla son:
- Rigidez articular matinal de menos de 30 minutos.
- Dolor que suele ser más importante al inicio de la marcha y que tiende a ceder con el movimiento. Tratamiento
- Instalación insidiosa en el tiempo.
- Deformidad ósea (articular) y atrofia de cuádriceps.
- Contractura o rigidez de la articulación comprometida.
- Crepitación a la movilización articular.
- Derrame articular frío o no-inflamatorio.
Tratamiento
Se debe enfocar su tratamiento a un manejo interdisciplinario encabezado por médicos especialistas en ortopedia y traumatología preferiblemente sub-especialistas en cirugías reconstructivas y del reemplazo articular de la cadera y la rodilla, ya que estas articulaciones son las mas involucradas estadisticamente y afectadas por el síndrome artrosico asociadas a que los mismos las valoran y tratan desde un manejo médico no farmacológico o farmacológico hasta un manejo quirúrgico con cirugías o procedimientos minimamente invasivos. Asociado deben estar involucrados en su manejo; médicos especialistas clínicos como los reumatologos en casos que involucren procesos inmunoreumatologicos, fisiatras o médicos rehabilitadores.
Se recomienda considerar como respuesta terapéutica mínima, el que los pacientes logren un alivio de al menos un 20% del dolor y mejoría en 1 categoría funcional respecto de su situación previa al inicio del tratamiento. Si luego de 4 a 6 semanas de tratamiento bien realizado los objetivos de tratamiento no se logran, el paciente debería ser revaluado por el médico tratante para considerar opciones terapéuticas alternativas.
Luxación Recidivante de Rótula
La luxación rotuliana consiste en que la rótula se sale de su sitio en relación con algún traumatismo directo o indirecto. Decimos que ocurre el primero cuando existe contacto o golpe en el traumatismo. Hablamos de traumatismo indirecto cuando el propio paciente sufre una lesión al girar o hacer algún movimiento forzado. Es una urgencia médica, y se debe reducir o recolocar la rótula en su posición normal lo antes posible.
Algunas personas tienen predisposición para sufrir una luxación rotuliana, debido a factores como debilidad e incoordinación muscular, laxitud ligamentosa y sobre alteraciones anatómicas de la tróclea femoral o la rotula. Entre estas últimas se encuentran la báscula o la subluxación rotuliana externa, la rotula o patela alta y la displasia de la tróclea femoral (el surco sobre el que se articula la rótula en el fémur es más plano).
Cuando hay un primer episodio de luxación rotuliana se rompen los tejidos capsuloligamentosos que se oponen a la dirección de la luxación. La rótula habitualmente se sale en sentido lateral, es decir hacia fuera de la rodilla, y por tanto las estructuras que se lesionan son las mediales. Entre los ligamentos de dicha zona, el que se ha visto que tiene una mayor importancia es el ligamento femoro-rotuliano interno (LFRI). Además cuando la rótula se desplaza anormalmente en sentido lateral puede sufrir lesiones en su cartílago articular o lesiones osteocondrales, que pueden requerir tratamiento quirúrgico. Es por todo esto por lo que además de las radiografías simples que deben incluir las proyecciones anteroposterior y lateral de la rodilla, y axial de rótula, debe pedirse una resonancia magnética a todo paciente que sufra esta lesión.
La posibilidad de tener luxaciones sucesivas es alta sobre todo cuando existen factores favorecedores como los que hemos hablado. Ante un primer episodio el tratamiento puede ser conservador, consistiendo en una inmovilización inicial que favorezca la cicatrización y no elongación de los tejidos blandos dañados, y una posterior rehabilitación con especial atención de la función del músculo cuádriceps, los abductores de cadera, y la propiocepción de la rodilla. Si existen lesiones articulares asociadas o el paciente es un deportista de alto nivel, el mejor tratamiento siempre será el quirúrgico, realizándose siempre una artroscopia de rodilla, además de la técnica más adecuada en cada caso para evitar futuras luxaciones.
Tratamiento
Ante un paciente con luxación recidivante de rótula, a partir del 2º episodio, debe plantearse también como mejor opción en la mayoría de los casos el tratamiento quirúrgico, aunque el paciente no sea funcionalmente muy demandante.
Debemos estudiar bien cuáles son los factores favorecedores en cada caso. La realización de un TAC de las rótulas con medición TA-GT (distancia entre la inserción tibial del tendón rotuliano y el centro del surco troclear), ayuda a detectar los casos en los que puede ser necesario realizar una corrección quirúrgica de la misma, mediante una osteotomía de medialización o anteromedialización de la tuberosidad tibial anterior.
Si no existe una alteración significativa de esta distancia y no hay una displasia femoral muy importante la técnica quirúrgica puede basarse solamente en la reparación o retensado de las partes blandas dañadas.
En general en todos los pacientes con báscula o subluxación lateral de la rótula se realiza una liberación del retináculo rotuliano externo.
Una técnica que cada vez se indica con más frecuencia es la reconstrucción del ligamento femororrotuliano interno (LFRI) con un injerto de tendón semitendinoso del mismo paciente.
Todas estas técnicas requieren de un proceso de rehabilitación posterior que puede ser de algunos meses hasta recobrar la movilidad y fuerza normal de la rodilla.
El índice de éxito es alto y mayor cuanto mejor se hayan evaluado y tratado todos y cado uno de los factores implicados en el problema de cada paciente.
Tendinitis Rotuliana (Rodilla de Saltador)
La rodilla de saltador, también conocida como tendinitis rotuliana o tendinopatía rotuliana, es una inflamación o lesión del tendón rotuliano, un tejido similar a una cuerda que une la rótula a la tibia (hueso de la espinilla). La rodilla de saltador es una lesión por sobrecarga (movimientos repetidos que causan irritación o daño en los tejidos en determinada zona del cuerpo).
Síntomas
siguientes:
- dolor directamente sobre el tendón rotuliano (o, más específicamente, debajo de la rótula)
- rigidez en la rodilla, en particular al saltar, arrodillarse, agacharse, sentarse o subir las escaleras,
- dolor al flexionar la rodilla,
- dolor en el cuádriceps,
- debilidad en la pierna o la pantorrilla.
Algunos de los síntomas menos frecuentes son los siguientes:
- problemas de equilibrio,
- aumento de la temperatura, sensibilidad excesiva o hinchazón alrededor de la parte inferior de la rodilla.
Tratamiento
La rodilla de saltador primero se evalúa mediante un sistema de calificación que mide el grado de la lesión (las calificaciones van del 1 al 5; 1 significa dolor solo después de realizar una actividad intensa y 5 significa dolor constante todos los días e imposibilidad para realizar actividades deportivas).
Al examinar la rodilla, el médico o profesional médico le solicitará al paciente que corra, salte, se arrodille o se agache para determinar el nivel de dolor. Además, es posible que recomiende una radiografía o una imagen por resonancia magnética (IRM). Según el grado de la lesión, el tratamiento puede consistir solo en reposo y bolsas de hielo o incluso cirugía.
Tendinitis Cuadricipital
La tendinitis o tendinopatía cuadricipital, es la inflamación del tendón del cuádriceps, el cual nace de la rótula a nivel distal y se continúa con el músculo a nivel proximal.
La principal causa de las tendinopatías, y en particular de la cuadricipital, es la sobrecarga del tendón. En general esto sucede porque se producen mecanismos de tensión repetitivos sobre un músculo, en este caso del cuádriceps, el cual no está lo suficientemente potente y desarrollado para soportar esas cargas repetidas, lo que culmina con un microtraumatismo repetitivo que lo inflama.
Síntomas
Los síntomas más importantes son, por un lado, el dolor a nivel del polo superior de la rótula, que se presenta a la palpación, a la contracción activa del cuádriceps y a la elongación pasiva de éste. En general es un dolor que se confunde dentro del concepto que es el dolor anterior de rodilla, que puede involucrar tanto el tendón cuadricipital como el rotuliano y a la rótula en particular.
Tratamiento
Tiene distintas fases y es un tratamiento combinado. En general, lo primero que se realiza, es ejercer una acción para disminuir el dolor. Para esto se utilizan antiinflamatorios y se aplica hielo local por un período que va entre los 10 y 15 minutos, tres o cuatro veces al día.
Si el dolor no disminuye se combina con un tratamiento kinésico, el que busca, por un lado, elongar este tendón, potenciar el músculo cuádriceps y disminuir el dolor localizado.
Si la lesión al tendón presenta micro roturas fibrilares está indicado realizar una técnica que se está desarrollando en MEDS, que consiste en hacer una infiltración con Plasma Rico en Plaquetas, que en el fondo tiene la presencia de factores de crecimiento que ayudan a cerrar estas micro roturas y sanar de forma adecuada.
Por otra parte, cuando existen micro calcificaciones los factores de crecimiento no son una buena alternativa, toda vez que pueden generar más calcificaciones, pero aquí sí está indicado usar ondas de choque, las que buscan pulverizar las calcificaciones y a su vez estimular un recambio celular a nivel del tendón.
Cuando estos tratamientos durante un período de tiempo no logran recuperar al paciente, está indicado el tratamiento quirúrgico, pero la verdad es que es bastante poco frecuente y es para casos muy aislados. Ésta consiste en remover fragmentos cálcicos y tejidos degenerativos (aquellos que ya no tienen vitalidad) y realizar tenotomías longitudinales para poder estimular el recambio celular.